Reto para febrero cumplido ✅

Febrero terminó.

Y estoy orgulloso de decir que he cumplido el reto que me puse en el 1 de febrero: publicar una entrada de blog cada día del mes.

Me siento absolutamente feliz de que pude cumplir este desafío que me propuse para el segundo mes de 2020.

Ya me hacía falta el impulsarme a hacer algo como esto.

Las lecciones, nuevas ideas y reflexiones que me dejaron estos 29 días de escribir diariamente sin fallar y sobre temas que genuinamente me apasionan son incontables. En la siguiente semana estaré escribiendo sobre todo ello.

Con esta prueba que me puse a mí mismo, ya lo decidí, para marzo voy a seguir con esta meta, aunque esta vez voy a publicar sólo los días laborales. Esta ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Y estoy muy emocionado por el crecimiento que el hábito de escribir diariamente me ha significado y que me seguirá dando.


Explora el índice de mis artículos publicados aquí hasta ahora:

Podcast recomendado: Inside Strategic Coach

Inside Strategic Coach, por Dan Sullivan y Shannon Waller, es uno de los podcasts que más han influenciado últimamente en mi pensamiento sobre mi aprendizaje experiencial y en mi crecimiento personal y profesional. Se ha convertido en uno de mis podcasts favoritos.

El subtitulo del podcast es «Conectando a emprendedores con lo que realmente importa». Yo no soy un emprendedor en esta etapa de mi carrera pero ciertamente aspiro a ser un ‘emprendedor intelectual’ en el futuro que estoy construyendo.

Y el presente podcast me ha dado muchas herramientas poderosas y me ha dejado lecciones profundas y fascinantes que me hay ayudado en mucho para poner en marcha los proyectos que me hacen crecer.

Como lo dice en la descripción del podcast, «Inside Strategic Coach es una fuente práctica para emprendedores, o cualquiera con una mentalidad de crecimiento [un ‘growth mindset‘]. Los anfitriones Dan Sullivan y Shannon Waller comparten ideas innovadoras, historias éxito educacionales, ‘know-how‘ de primera mano desde dentro, adquirido de trabajar con miles de dueños de empresas exitosos, alrededor del mundo».

Y esa es una de las formas en las que pienso sobre este podcast, una fuente de recursos para poner en marcha o despertar una mentalidad de crecimiento, o como el término en inglés que mejor conocido, un ‘growth mindset‘. Ese ha sido el principal beneficio que yo he sacado de él.

Aunque la mayor parte de mi tiempo actualmente la dedico a mis actividades como estudiante de filosofía y educación, trato de involucrarme en proyectos prácticos para obtener experiencias que informen y ayuden a reforzar y aplicar lo que aprendo en la teoría. Del el podcast en cuestión he sacado buenas ideas y he quedado con reflexiones sobre cómo lograr eso en mis estudios, ya que no hay una forma obvia para hacerlo, y es un enfoque nada común que se tome hoy en día para quienes siguen carreras intelectuales. Mi principal actividad es académica, pero aunada con una ambición por las experiencias prácticas y desafíos afuera en el mundo para potenciar mi crecimiento. E Inside Strategic Coach ha sido de mucha ayuda en eso. En el futuro quiero discutir y compartir aquí lecciones específicas que he derivado de los episodios y cómo todo ello enriquece la experiencia de aprendizaje y desarrollo de carrera propias.

Cierro con las palabras de invitación del mismo podcast: «Si tú eres un emprendedor, o tienes interés en la cultura de la gente que cambia el mundo de los negocios y más allá, sintoniza para la ‘inside story‘».


Escucha el primer episodio del podcast:


Links al podcast:

*La imagen fue tomada de: https://www.facebook.com/watch/?v=476695473120654

Mantenerse alejado de la trampa del deber

Estoy cerca de cumplir mi meta de escribir en mi blog diariamente por un mes completo. Y una de las cosas por las que me siento una sensación de realización con este ejercicio es que he logrado el no caer en la trampa del deber.

Aquí estoy usando el concepto del deber con el significado más popular que ha tenido, que es un significado filosófico. Como lo define Ayn Rand, el “deber” es «la necesidad moral de realizar ciertas acciones sin otro motivo que la obediencia a alguna autoridad superior, sin tener en cuenta ningún objetivo personal, motivación, deseo o interés».

Ahora, generalmente, y especialmente los jóvenes, cuando tenemos ciertas metas a las que llegar, o cierta cantidad de trabajo que realizar, la mayoría de veces es porque son deberes que de alguna forma nos corresponde cumplir. Frecuentemente es también el caso de que nosotros mismos nos imponemos deberes para ciertas metas que nos proponemos. Incluso cuando son metas que parecen ser buenas para nosotros podemos tomar el enfoque del deber en proponernos metas que alcanzar. Y así nos torturamos; porque no estamos seguros en realidad de la razón precisa por la que nos proponemos hacer algo. Y el resultado de nuestro trabajo no nos satisface más allá del hecho que obedecimos y cumplimos (sin importar los resultados) ese deber de una realidad trascendente.

Cuando me propuse esta meta, consideré la posibilidad de que escribir cada día se iba a tornar en un deber para mí. Creía que eso podía ser posible porque tal vez no iba a tener la motivación suficiente, o no iba a tener un tema sobre el que valiera la pena escribir y escribir cosas que al final no me ayudaran y no me dieran la satisfacción profunda que yo busco en todo lo que hago. Pero justamente en cuanto a eso, mi meta fue poner mi mejor esfuerzo y en tener claridad de mis objetivos para que este ejercicio que empezaba no se tornara en un deber.

Al escribir cada día, durante el proceso de escribir, empezando por identificar un tema sobre el cual escribir nunca sentí que lo estuviera haciendo sólo porque sí. Al ver el resultado e identificar la lección, los takeaways y las preguntas que me surgían de cada post que escribía podía identificar el valor importante que el haber escrito cada post individual me daba.

Hoy podría regresar a cualquier post que hice y fascinarme a mí mismo por los insights que plasmaba en mi cartulina virtual. Y rastrea lo que me llevó a escribirlo, los aprendizajes que derivé del post, las preguntas que me estaba haciendo, las que me surgen ahora de él, y una inmensidad de nuevas vías para desarrollar sobre lo que escribí. Como ejemplo, habiendo recomendado ciertos podcasts, discutir episodios individuales para animar más exploración del podcast. O ir a mis ensayos sobre los sueños y sobre las metas, y discutir los temas más amplios que están involucrados en esos consejos concretos que daba.

Estoy feliz de que cada uno de mis posts ha salido y permanece como un valor egoísta mío como un bloque más en mi crecimiento personal y en mi aprendizaje y estudios.

Esto refuerza mi convicción de que (y esto es algo sobre lo que seguiré escribiendo y recomendando recursos) en vez de la tortura, la dependencia y la docilidad que actuar de acuerdo con el deber inculca en nosotros; los valores y la acción guiada aun propósito son los elementos básicos que conforman nuestra felicidad.

Metas basadas en esos valores y propósito son lo que conforma y potencia nuestro crecimiento.

¡Feliz acción orientada a valores!

Revisando el 2020: que tu meta sea *ponerte metas*

Es mitad de febrero. ¿Cómo vas con tus resoluciones para el 2020?

Esa debe ser una pregunta difícil de responder para algunos, o muchos tal vez. Siendo ya mediados del segundo mes del año ya deberíamos tener una idea de si hemos logrado mantener y avanzar esas resoluciones que nos hicimos al inicio de año o no.

Si tu respuesta a la pregunta te trae más desencanto que alegría por tu progreso hacia esas metas, considera mi sugerencia en este artículo para revisar nuestras resoluciones para resto del año.

Resolución: ponerte metas

Esto puede sonar casi absurdo de reiterar, pues el punto de establecer resoluciones de año nuevo es precisamente establecer metas para lograr en ese año. Pero si lo pensamos, en realidad el tipo de resoluciones que nos solemos proponer es más bien una lista de deseos que esperamos que de alguna forma se materialicen en nosotros. Pero no son metas realmente que sean plausibles y que sean verdaderamente para nuestro crecimiento. A continuación, veremos punto por punto

Escoge metas genuinamente tuyas

Podíamos decir que siempre tenemos metas operando con nuestras acciones y decisiones en la vida. Metas como graduarnos de la universidad, mejorar nuestra relación con familiares, o esas que tenemos como parte de nuestro trabajo. Pero la mayoría de metas que solemos tener son más bien cosas que hacemos basadas en deber o que simplemente hacemos por inercia, porque es lo que se supone que deberíamos hacer a nuestra edad, porque es lo que nuestros padres nos dicen, o porque es lo que todos hacen. Pero siendo deberes, cosas que sólo hacemos “porque sí”, no son en realidad el tipo de metas que nosotros hemos escogido por razones que son auténticamente nuestras, que salieron de nosotros. Y por lo tanto no nos dan el tipo de satisfacción que metas que genuinamente nosotros escogemos para nosotros nos dan. Eso es así especialmente si nuestro deber es terminar la universidad, en una carrera que no es la que en realidad queríamos o que elegimos porque era la menos peor opción; o si nuestro deber es mejorar relaciones familiares, con familiares que no en realidad nos caen bien.

El tipo de metas que realmente necesitamos tener son metas que nosotros escojamos porque genuinamente nos van a traer más felicidad a nosotros. Y que escogemos porque encontramos las razones para ponérnoslas dentro de nosotros. Y que son deberes que aceptamos para complacer a otros, que hacemos porque es lo que se supone que deberíamos estar haciendo porque siempre ha sido así y todos lo hacen así.

Ahora, la forma en que enfoquemos el establecernos ese tipo de metas que son genuinamente nuestras y para nosotros, es otro asunto algo complicado en sí mismo. Pero es algo que podemos aprender a hacer bien pensándolo cuidadosamente y ayudándonos de lo que han escrito psicólogos al respecto.

Aquí voy a dar una indicación del enfoque sencillo que yo he tomado y que me ha funcionado.

Ponte metas pequeñas y agrega nuevas periódicamente

Establece como resolución para el resto del año ponerte metas; metas con objetivos simples y agrega nuevos periódicamente.

Esa junto con otra fue la meta que me puse a inicios de este 2020. Mis únicas dos resoluciones del año es, la primera, empezar a ponerme metas nuevas para mi crecimiento que no necesariamente estuvieran relacionadas con la universidad o mi trabajo. Mi segunda resolución –y esta fue como una implementación de la primera– es memorizarme un poema por semana.

Metas pequeñas

El principio básico es escoger metas pequeñas. Y hacer que las metas sean lo más concretas posibles para que sean cuantificables. Y que entonces podamos proyectar el tiempo específico que vamos a dedicar a realizarlas. Eso a diferencia de las típicas metas demasiado generales y grandes como “bajar de peso”, “ir más al Gym” o cosas así. Que no son metas que debamos dejar de lado, pero que podemos llegar a ellas eventualmente, pero por medio de cosas más pequeñas y más específicas. (Seguro hay libros aconsejando esto y de forma más extensiva. No los he leído, pero espero en el futuro hacerlo para mejorar.)

Las metas pequeñas son más fáciles de llevar a cabo. Al establecer mi resolución general inicial, la implementé inmediatamente en mi primera meta concreta para el año. Memorizar un poema semanalmente. A la fecha llevo exactamente los 6 poemas memorizados que debería tener por las 6 semanas que ya han pasado de este año. Mi meta fue sencilla, y cumplirla no me ha representado mayor dificultad. Me memorizo lenta pero constantemente uno o dos versos por día cuando me tomo un break largo en la tarde y cuando estoy esperando a que me lleguen a recoger en la universidad de regreso a casa. Esa meta que escogí me ha resultado bastante fácil porque es una que es manejable, es muy concreta, y se trata de hacer algo que me apasiona profundamente. Tener grabados mis versos favoritos en la mente y poder recitarlos en cualquier a mi antojo para obtener inspiración de ellos. Al momento sigo motivado e incluso más motivado aún porque he confirmado que es algo que puedo hacer y me trae una inmensa alegría. También me emociona la idea de que al final del año voy a tener memorizados 52 poemas diferentes, ¡¿cuán cool es eso?!

Agrega metas nuevas periódicamente

Un segundo principio (y este seguro otros también lo estarán aconsejando) es, ya que las metas son pequeñas pero constantes, ir añadiendo progresivamente metas adicionales para enriquecer nuestro crecimiento y avanzar a metas mayores.

En mi caso he decidido agregar metas, del tipo de memorizar poemas, que pueda cuantificar y proyectar en tiempos específicos, cada mes.

Habiendo ya asentado en mi rutina la meta sobre los poemas en enero, en febrero me propuse escribir entradas para mi blog diariamente. Al momento –ejecutando esa meta por dos semanas ya– lo estoy disfrutando absolutamente y te refiero a la pestaña de “Blog” en esta página para ver los resultados. De nuevo, esta meta está siendo para mí fácil de manejar, fácil de evaluar si la he cumplido, porque se trata de una publicación al día –y de la misma forma que mi meta para enero– me proporciona un profundo valor y profunda satisfacción.

Un crecimiento potenciado

Algo importante de establecernos metas así es que cumplirlas potencia nuestro crecimiento para nuevos proyectos. Los objetivos iniciales que cumplimos alimentan nuestra motivación y confianza para emprender más y mayores objetivos. Mi proyecto sobre escritura diaria para mi blog es uno que demanda más de mí. Pero fue haber cumplido exitosamente esa meta para enero –y otros objetivos menores como escribir tareas para mis cursos, leer mucho, etc.– lo que me dio la motivación y la confianza para aspirar a metas más ambiciosas. Y de la misma forma, este proyecto en febrero me va a alimentar con más motivación, confianza, y proporcionarme masivo aprendizaje, que para marzo podré perseguir aún mayores objetivos.

Ponernos metas no tiene que ser tan difícil para nosotros. El principio es que sean metas pequeñas, cuantificables, y lo suficientemente concretas como para proyectar el tiempo específico en que vamos a ejecutarlas.

El crecimiento es acción

Empieza con cualquier cosa. En el pasado me he puesto metas como –y son objetivos que aún mantengo– levantarme de lunes a viernes a las 5:00 am, no pasar un sólo día sin escuchar un sólo podcast, leer un artículo, o ver un vídeo de YouTube que me enseñe algo que no sabía antes, leer cada mes una pieza de literatura. Los objetivos deben ser cosas que te gusten y que te interesen. Y si no hay algo que puedas decir que te guste o que te interese, salta a la acción y experimenta con cualquier cosa.

Haz cualquier cosa que te llame la atención que no necesariamente esté relacionada con la universidad o el trabajo. Tómate un momento a evaluar lo que obtuviste de esas actividades. Pregúntate por qué te gustaron o por qué no te gustaron.

Sal al mundo a explorarlo y a participar en lo que pasa en él; o quédate en casa o en la universidad investigando y descubriendo. El principio es involucrase en el mundo y mantener tu mente activa. Busca actividad. La pasividad es estancamiento. El crecimiento es un proceso de movimiento constante.

Cuando encuentres cosas que te gusten y te interesen, ponte metas alcanzables para cultivarlas. Y pon en marcha tu crecimiento.

Tomarse en serio soñar: haciendo el futuro más grande que el pasado

Es común ver niños y adolescentes con sueños sobre el tipo de cosas que quieren lograr cuando sean grandes. Igual de común es que los adultos no se tomen los sueños de esos niños en serio; y se piensa que los niños y adolescentes mismos no están en edad como para tomarse las cosas en serio.

De la misma forma, hay jóvenes que pasada su adolescencia siguen teniendo sueños que tienen la intención de perseguir; escasamente es así con adultos. Aunque como podemos observar, eso es menos común, y quienes lo hacen encuentran difícil mantener esa visión defenderla frente a los demás, y dar los primeros pasos hacia sus sueños.

Desde mi perspectiva tener sueños, el acto de soñar, cumple un rol importante en nuestra juventud, y más aún, a lo largo de toda nuestra vida. Por lo tanto pienso que el soñar es algo que debe tomarse en serio por nosotros, y que existe una explicación y una salida a por qué hoy en día eso no se toma enserio. Aquí voy argumentar por qué pienso que el ‘soñar’ cumple una función tan importante en la vida humana que escasamente o nunca se considera.

El sentido en el que uso ‘sueño’ aquí es el sentido en que un sueño se entiende como nuestra imaginación sobre un futuro al cuál nosotros aspiremos. Ese sentido lo usamos como una analogía con el sentido de los sueños que tenemos mientras dormimos. Desde pequeños nos imaginamos cosas sobre nuestro futuro de acuerdo con las cosas reales que conocemos y nuestras evaluaciones sobre esas cosas. Entonces el acto de soñar, en este sentido, lo podríamos describir como el acto de imaginar un futuro deseable. Para mí eso es algo que se debe tomar en serio. Vayamos a explorarlo más.

Durante el último año me he enfrentado constantemente a decisiones sobre mi carrera, qué temas estudiar para prepararme y en qué actividades involucrarme para aprender y acumular experiencias. Son decisiones y acciones que todos a diario hacemos. Pero ¿hacia dónde vamos? No muchos se hacen esa pregunta, pero para quienes nos la hacemos, la pregunta incluye imaginarnos posibles escenarios futuros a los que aspirar.

Una forma de enfocar estas reflexiones, ese soñar, y que a mí me ha ayudado es pensar en términos de imaginar un futuro más grande que el pasado. Esa formulación la escuché de Dan Sullivan en su libro The Laws of Lifetime Growth. La primera ley sobre que Dan Sullivan escribe en su libro es «Siempre haz tu futuro más grande que tu pasado». Y explica que hacer un futuro más grande que nuestro pasado empieza por aceptar la responsabilidad de crear nuestro propio futuro. El estancamiento, dice él, viene de que nos quedemos sin futuro; sin un futuro al cuál dirigirnos. Para él, diseñar nuestro futuro con los objetivos y las condiciones generales que queremos alcanzar, basado en nuestros logros y condiciones pasadas, multiplicándolas es hacer nuestro futuro más grande que nuestro pasado.

Necesitamos proyectar la vida que queremos alcanzar en el futuro.

De hecho más frecuentemente que no vienen a nuestra mente fantasías e imaginaciones sobre el tipo de cosas que tal vez desearíamos para nosotros. Cuando somos jóvenes somos soñadores.

El problema es que no sabemos qué hacer con nuestros sueños.

Y eso es porque somos malos introspectores.

La introspección es la habilidad de examinar el contenido de nuestra consciencia para formar nuestro conocimiento sobre ella.

Justo como necesitamos examinar, conocer y descubrir el mundo que nos rodea para sobrevivir, necesitamos examinar, conocer y descubrir el mundo interior nuestro para sobrevivir.

Pero hoy en día nadie nos enseña eso. Al menos nadie nos lo enseña apropiadamente y en el momento apropiado. Pero esa es la habilidad fundamental por la que los seres humanos podemos darle propósito a nuestras acciones y proyectar el futuro que queremos.

El tema de la introspección es un tema muy amplio y de gran importancia que requiere dedicación y profundidad, así que aquí voy a indicar sólo una forma de introspección aplicada a nuestros sueños que he aprendido y que me ha resultado en grandes beneficios. En futuras entradas indicaré más lugares, expertos y recursos para educarnos más en esa disciplina.

Yo he podido descubrir muchas cosas sobre mí mismo y que me han ayudado a tener más clara mi visión sobre lo que quiero para mi futuro, un futuro que sea más grande que mi pasado; basado en los valores que he hecho míos en ese pasado.

A través de mi vida he pasado por fases en las que he perseguido intereses específicos y que me han ocupado y llenado de alegría. Por un tiempo me uní a un grupo de amigos que bailaban break-dance en las tardes; lo disfruté y me divertí mucho. En eso desarrollé un gusto por los ‘break-beats’, y me interesé por hacer mis propias mezclas de la música. Empecé a aprender en Internet sobre mezclar y producir música. Investigando sobre software para producir música y usándolo me gustó la computación. Después encontré las ideas de la libertad y las novelas de Ayn Rand, y leer e investigar sobre filosofía y capitalismo se convirtió en mi mayor interés. Así fui ocupándome y desarrollando intereses y un apego emocional a esos valores que hacía míos. Cuando pienso en qué me quiero dedicar en la carrera de mi vida, obviamente esos valores son determinantes en el tipo de cosas que imaginaría proyectando mi futuro.

Nuestra mente subconsciente como una de sus operaciones principales hace conexiones entre los contenidos de nuestra mente. En mi caso a menudo durante el día se me ocurren cosas sobre objetivos y condiciones positivas en las que quiero verme en un futuro. Con las tareas de mi lista de taras para el día que completo siento una emoción de alegría y satisfacción (o insatisfacción y duda, como sea el caso) y trato de pensar qué es exactamente a lo que mis emociones están respondiendo. Es como lo experimento habiendo entrenando mi mente a ser más consciente de lo que está pasando en mi mente. Soñar despierto es una de las formas en que eso me pasa en momentos de reflexión o cuando pienso sobre cosas que me inspiran. En mi caso cada vez más esos sueños empiezan a tener más sentido y utilidad porque he ordenado mi mente con la idea general de lo que quiero hacer de mi futuro. Tú también lo puedes hacer con la suficiente dedicación a examinar tu interior.

Tomar nuestros sueños en serio, en mi perspectiva, es aplicar la introspección al descubrir los valores el tipo de vida que se haya detrás de lo que nos comunica nuestro subconsciente en nuestros sueños; en esas imaginaciones que surgen de repente a lo largo del día o quizá cuando estamos durmiendo. Y usar eso para proyectar el futuro que queremos para nosotros y que se basa en los valores más profundos nuestros. Eso en vez de omitirlos y olvidarlos o sólo pensar en ellos superficialmente sin preguntarnos si ello podría servirnos para descubrir cosas sobre nosotros, y seguir con nuestras vidas avanzando hacia un futuro indiferentemente de nuestros valores.

Un ejercicio básico que propongo es repasar al final del día las cosas que hicimos por las que nos sentimos bien y anotarlas. Y todas esas fantasías que surgen en nuestra imaginación, esos momentos de ‘daydreaming’ empiezan a mostrar que tienen por lo menos algo que indicarnos sobre nosotros. Ese ejercicio de hacer un diario, o escribir nuestras ideas es un ejercicio que no se puede enfatizar y repetir por demás. Porque al escribir esas ideas y reflexiones hacemos cobren una existencia material y que podemos examinar y pensar objetivamente sobre ellas. Con el tiempo empezamos a observar patrones entre las cosas que anotamos y vamos descubriendo la profundidad de nuestro interior y los deseos más profundos de nuestro alma empiezan a iluminarse. Para tomar esos valores y proyectar un futuro que lleve nuestro yo a grandes alturas de logro, creación y aprendizajes.

Soñar es un paso del camino. Antes debemos saber por qué necesitamos encontrar el propósito que le da dirección a nuestra vida, y después debemos pensar sobre el curso de acción que vamos a seguir para traer esa visión a la realidad. Sobre esos temas voy a estar explorando en entradas futuras, indicando más fuentes, recursos y expertos para aprender más.

Pero ese es un paso muy importante y que debemos tomarnos en serio, no sentirnos mal ni sentirnos frustrados porque parecen ideas fantásticas que sólo nos distraen de la realidad. No es así. Debemos desarrollar la habilidad de la introspección para entender su función su función y usar lo que descubrimos para nuestra ventaja.

Tomar nuestros sueños en serio es aplicar la introspección al examinar los valores que hemos hecho nuestros y con base en eso hacer nuestro futuro más grande que nuestro pasado.