El viernes de la semana pasada, me había propuesto escribir un par de textos importantes para mí. Pero era ya de noche, y no me sentía con la claridad de mente suficiente como para sentarme a escribir esos textos.
Yo estaba completamente motivado a hacerlos, tenía buena idea de lo que iba a escribir, y sabía que tendría la energía para escribirlos. Pero esa claridad de mente era lo que me hacía falta, y lo que necesitaba en ese momento resolver si no quería pasar una tortura mediana tratando de enfocarme con todo lo que pasaba por mi cabeza.
Pero esta no es una situación que sea aislada. Me pasa frecuentemente; no sólo en la noche, aun teniendo la motivación y la energía para enfocarme. Entonces con más interés, me puse a pensar en cómo podría abordar este tema, y si podría encontrar una forma de poder hacerlo para mis objetivos de esa noche.
Entonces me acordé de una cosa en común que tienen mis dos podcasters favoritos, Alex Epstein y Dan Sullivan. Ambos meditan. Y los he escuchado hablar sobre cómo uno de los principales beneficios que ellos han tenido de esa práctica es una capacidad mayor para enfocar su mente en la tarea presente que tienen. Y como son dos de mis ‘role models’ productivos, pensé que sería buena idea experimentar con la meditación yo mismo, y en esa misma noche.
Cuando estaba en el primer año del MPC, mi amigo Sebas Crespo nos guió, en una de nuestras Morning Meetings en una sesión de meditación. No recordaba cuál fue mi experiencia en esa ocasión, pero recordaba la mecánica simple de lo que hicimos en esa mañana.
Entonces me senté sobre mi cama, puse un cronómetro de diez minutos, cerré los ojos, y traté de desenfocar mi mente en cuanto pudiera por ese tiempo.
Cuando el cronómetro sonó, me fui asentar a mi escritorio y a tratar de escribir algo.
Empecé a escribir en el momento en el que me senté, y seguí fluidamente hasta terminar las tres hojas del primer texto que quería completar. Había pasado una hora, y durante la hora me pude enfocar lo suficiente y concentrar sin problemas en la tarea que me había propuesto. Esa noche seguí escribiendo por tres horas, y la terminé con mucha satisfacción porque había logrado completar la tarea que me propuse. El siguiente día me puse a ver videos de James Brown, de FlowMeditation.cc, y aprendí una técnica básica de meditación que me ha servido desde el sábado hasta hoy.
Estoy meditando cuarenta minutos al día. 20 minutos al iniciar el día, 10 minutos a mediodía, y otros 10 minutos antes de dormir. Esta práctica breve definitivamente me ha resultado en horas de enfoque más relajadas que antes, y más energía y claridad de mente durante el día e incluso a la hora de ir a dormirme.
Me siento muy satisfecho por el resultado que esto me ha traído, y con muchas ganas de aprender más a profundidad esta práctica y mejorar la técnica.
Mi período de atención puede ser a veces muy irregular, y con falta del enfoque relajado que a mí me gustaría. Suelo distraerme con pensamientos de otras áreas de aprendizaje y de mi vida cuando estoy en un momento en que no estoy queriendo enfocarme en ellos, y suelo olvidar en el corto plazo las tareas inmediatas que quiero hacer por estar pensando siempre en las las cosas que estoy aprendiendo, cosas que estoy descubriendo o resolviendo, o en mi futuro. Pero en los últimos 6 días, la meditación me ha ayudado en enfocarme más. Y me emociona seguir en este viaje de aprendizaje para descubrir todo lo que puedo aprovechar de la práctica y averiguar sobre las maravillas de resultados que personas que admiro testifican que han experimentado.
Estaré reportando. 🙂